sábado, 4 de abril de 2015

El amigo que viene de Dios

"Yo me alegré con los que me decían: A la casa del Señor iremos." Salmo 122:1


Recuerdo haber estado en mi casa, hablando por, en aquel tiempo, MSN, con dos amigos: uno de la iglesia, y uno de la secundaria. Hablaba con ambos y nos reíamos de un programa de televisión, creo, no recuerdo bien, y mientras hablaba con mi compañero de la secundaria, estaba como haragana, sabia que debía ir a la iglesia ese día, pero no tenía muchas ganas de hacerlo, prefería quedarme acurrucada en casa (pues, era época de invierno) tomando un té calentito y hablando con él, mientras veía una película, que ir a la iglesia a cumplir con lo que me había comprometido a hacer. 

Mi amigo me dice que debe salir un momento y se desconecta, mientras que el otro, comienza a decirme que estaba preparado para irse a la iglesia (él y yo teníamos la misma responsabilidad en ese momento), y me preguntó si yo también estaba lista. Le dije que tenía muchísima fiaca y frío, que, los más probable, era que me quedara encasa ese día miércoles. El comenzó a decirme, que, si bien era mi decisión, yo era una persona nueva cuando participaba de las reuniones, que era importante ser renovado, y que, además, haría lo que más me gusta: servir. En ese momento, creí que él se estaba poniendo pesado, pero cuando realmente comprendí porqué me decía todo eso, séper que era Dios quien hablaba conmigo y me animaba a ir, a no quedarme acurrucada en casa, a ser activa, a vencer la flojera que tenía en ese momento. Le dije a mi amigo que sí iría, y en dos minutos estuve fuera de casa (abrigada hasta las orejas) corriendo para llegar lo más pronto posible con una hermosa sonrisa en los labios. 
Luego de ese episodio, medité en quién de los dos había actuado como un verdadero amigo, y supe que él, quien me había incitado a no desistir, realmente era mi verdadero amigo. Él había sido usado por Dios para que yo no me desanimara y no me quedara en casa. El diablo se la pasa las 24hs del día luchando para que cada uno de nosotros nos quedemos en casa, sin ir a la iglesia, sin hacer una oración, sin leer la Biblia, sin hacer un ayuno, porque, de esa manera, nos aleja lentamente de Dios. Nunca hay que permitir eso! Uno debe luchar contra el desánimo, la fiaca, la pereza. Este versículo debe ser vivido en su vida. Busque amigos que lo animen cuanto usted esté desanimado, busque personas que quieran ayudarlo cuando usted esté débil. No se engañe, los verdaderos amigos son quienes, cuando es necesario, dicen la más cruel de las verdades para que reaccionemos, ese sí es un amigo que fue enviado por Dios. ¡Alégrese con ellos! Y más cuando lo invitan a no desistir.

miércoles, 1 de abril de 2015

En todo momento, en todo lugar


"Y Él lo tomó y comió delante de ellos"

"Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. Y Él lo tomó, y comió delante de ellos." Lucas 24:41-43
Hace muchísimo tiempo, conversé con alguien que me dijo que su mirada de Dios era muy diferente que la de las demás personas. Él me dijo que, para él, Dios era un líder militar que le ordenaba hacer cosas y, él, simplemente las hacía de la mejor manera. Cuando él fallaba, el dolor y la desesperación que sentía eran terribles, pues sabía que un líder militar vendría a cobrarle todo lo que hizo mal. Nunca más me olvidé de sus palabras, no porque las compartiera, que de hecho no comparto, sino porque ésa era su fe.
Mire aquí en este versículo, la delicadeza que Dios tiene con los hombres que estaban en aquel lugar. Luego de su muerte, la gente que lo seguía había quedado muy triste. Cuando resucitó, solo una mujer corrió a dar voces de que lo había visto, pero los demás, hasta ese momento, no lo habían hecho. Estos hombres caminaban rumbo a una aldea cuando se encontraron con Jesús, solo que "...los ojos de ellos estaban velados para que no le conociesen." Lucas 24:16 Jesús conversaba con ellos y era partícipe de todo lo que ellos decían, hasta que, sentados a la mesa, Él bendijo el pan y lo partió para comerlo con todos. En ese instante "...les fueron abiertos los ojos y lo reconocieron..." Lucas 24:31 pero Jesús desapareció de aquel lugar. Los hombres regresaron a Jerusalén para contarles a los discípulos lo que había sucedido, cuando Jesús se pareció ante todos y, absolutamente todos, tuvieron terror de Él. Jesús les explicó que era en verdad Él, resucitado, vivo, carne, huesos, espíritu. Pero todos temían y se maravillaban, más no creían. Es en ese momento, cuando Jesús dice la palabra de Lucas 24:41-43. Observe cuánta ternura, cuánta paciencia, cuánta comprensión: Jesús, el Hijo de Dios, Soberano, Magnífico, comiendo como si lo precisa realmente, enseñándoles a todos que estaba bien, que era Él, que no había cambiado, que estaba con ellos. Eso es ser humilde, y tener amor por sus hijos.
Quizás muchas veces, usted también piensa como aquella persona que me dijo que Dios es un líder militar, quizás usted piensa que Él es cruel y terrorífico: Dios no es así. Dios ama a Sus criaturas, y quiere darles lo mejor. Acérquese a Él, y véalo con sus propios ojos. Se sorprenderá al hallar un ser tan Maravilloso, Real, Amigo, Verdadero, que no es hombre para mentir u ocultarle cosas, o para aprovecharse de usted, nada de eso. Dios se entristece cuando usted sufre, y lo escucha en todo momento, incluso cuando nadie quiere escucharlo a usted, Él está ahí, y, si usted se lo permite, puede ser el mejor Marido, la mejor Esposa, el mejor Amigo/a, el mejor Hermano/a, el mejor Patrón. Dios quiere hacer esto en su vida. Él le demuestra que se contenta cuando usted se contenta, y quiero verlo feliz. No se deje engañar por pensamientos inmundos. Confíe en Dios, y su vida cambiará para siempre.