"Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe."
Es muy simple: siempre habrá personas que querrán enseñarnos más y más acerca de Dios, desafortunadamente, no todas esas personas son de Dios. Es por eso, que el apóstol Pablo nos enseña a mirar y considerar cómo le fue a cada persona siguiendo la palabra que ella misma nos está enseñando. Si vemos en su vida un resultado positivo, real y convincente, ¡bienvenida sea la orientación de ella! Si, por el contrario, vemos en su vida un campo estéril, sin fruto, sin nada positivo que sume, ni en su espíritu, ni en su comportamiento, ni en su familia, ni en sus objetivos ¡mejor huir! No debemos dar oídos a esa persona que, probablemente, traerá problemas en nuestra vida con Dios.
Medite. Sea celoso y celosa de su relación con Dios.
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